lunes, 16 de marzo de 2015

IV - El epílogo - El via crucis de la atención en salud en Colombia: desarticulación, desinformación, deshumanización.

Lorena lleva ya más de 24 horas de recuperación y ve el tercer amanecer en el hospital, este es un día laborable, por lo que no me será fácil acompañarla, la noche anterior le deje los documentos para que los presente ante la trabajadora social, con el fin de insistir en que se encuentra inscrita en el sistema de beneficiarios de subsidios y así lograr que la deuda de 1,7 millones de pesos sea reconocida por el sistema de salud y no afecte sus finanzas, que por sí son precarias.

En la mañana de este último día,  a Lorena no se le han suministrado medicamentos (calmantes), no se la han dado alimentos por parte de la institución, necesita comunicarse conmigo y no puede - “la trampa”- y la trabajadora social, confirmando que no tiene recursos junto con el área de facturación, y ante su soledad (me encuentro trabajando) la trasladan a las oficinas administrativas para que firme un pagaré por un monto de 1,9 millones de pesos (el hospedaje de la noche anterior le ha sido facturado). 

Al llegar a la institución, Lorena me cuenta lo ocurrido, en ese momento ya ha firmado el pagaré a 30 días por un valor de 1,9 millones y se encuentra en proceso administrativo de ALTA, le entregan los documentos y hacia el medio día puede salir de la institución, sin una cita médica para retirar los puntos de sutura de la cirugía, sin un plan de manejo pos-quirúrgico, sin una receta médica y sin saber cuanto tiempo tardará su incapacidad.

Esta es una historia que muy seguramente se repite a cada hora, cada día, en el sistema de salud de Colombia, un sistema ausente de mecanismos ágiles de identificación, precisos en los procedimientos, fragmentando en lo clínico e incapaz de cumplir con las necesidades de los ciudadanos.

En el siguiente capítulo incluyo mi visión de las soluciones, que por ser de gestión, se orientan fundamentalmente a los procesos y la información.

sábado, 14 de marzo de 2015

III - Parte: El via crucis de la atención en salud en Colombia: desarticulación, desinformación, deshumanización.

Son las 6 y 30 p.m., he llegado un poco retrasado al Hospital, Lorena debe estar esperando salir inmediatamente del encierro, sólo basta el ALTA administrativa, este paso será sencillo, sólo debía hablar con la trabajadora social, explicarle nuevamente su situación, presentarle la copia de la ficha del SISBEN y todo aclarado, esto debido ocurrir en las últimas 4 horas.
Al subir a su habitación, encuentro a Lorena recostada en su cama, con mucha hambre y sed, le pregunto además si siente dolor y si alguien la ha visto, me responde que tiene dolor, nadie la ha visto; adicionalmente le pregunto acerca de su ALTA administrativa, al respecto informa que algún conocido debe ir a hablar con la trabajadora social. Inicio la búsqueda a través de la central de enfermería, quienes solicitan, mediante el altavoz, que una persona de facturación y la trabajadora social se acerquen al piso donde se encuentra Lorena.

Al parecer, en este punto de la situación, todo es normal, incluso que no se cuente con una persona disponible para facturar y que la trabajadora social no aparezca. Retorno a la habitación de Lorena, le pregunto si recuerda algo adicional que le hayan mencionado, mientras espero que alguno de los dos convocados atienda el llamado.

De repente aparece una señora que se dirige directamente a la central de enfermería a hablar con la Jefe encargada del turno, ésta a su vez le explica y me señala. Muy preocupada me cuenta que la copia de la ficha Sisben que Lorena le entregó unas horas antes, se la entregó a su vez al encargado de la facturación del turno, pero al parecer dicho funcionario ya había concluido su jornada laboral. A continuación la trabajadora social informa que me entregará un documento que perfila la situación de Lorena y que con dicho instrumento debería ir a donde tenían la cuenta liquidada, es decir a la caja de la institución. 

El sitio al que me dirigen se encuentra en el edificio de urgencias de la institución, allí explico nuevamente lo ocurrido y entrego el documento suministrado por la trabajadora social, sin embargo para la persona encargada de facturación en urgencias, ese documento, no es suficiente soporte para respaldar la cuenta de la atención, y me sugiere trasladarme al punto de facturación de hospitalización que, para ese momento, se encuentra habilitado en el servicio de Gineco-obstetricia. Al llegar, la responsable informa que no existe manera de volver a facturar y que tampoco se observa un soporte del registro en Sisben, recomienda entonces esperar hasta el siguiente día para revisar los soportes y comunicarse con la secretaria de salud en la que Lorena se registró en el Sisben. Con esta información retorno al sitio de facturación de urgencias, donde, sin mediar palabra me solicitan, nuevamente, copia del documento de registro en el Sisben, ante esa exigencia y sin otra posibilidad me desplazo hasta el hospital del municipio vecino, donde inicio el vía crucis, solicito copia de los documentos de Sisben y retorno al hospital para entregar un juego completo de documentos a Lorena para que los entregue al siguiente día, según la liquidación que se encuentra en urgencias, Lorena, quien no tiene recursos, ya está debiendo 1,7 millones de pesos (unos US$700), que deben cancelarse para poder salir del hospital.

Continuará…



miércoles, 11 de marzo de 2015

II - Parte: El via crucis de la atención en salud en Colombia: desarticulación, desinformación, deshumanización.

Recordemos que Lorena se encuentra en una silla ubicada en el pasillo del servicio de urgencias del Hospital Simón Bolívar, a la espera de turno para la realización de una cirugía de apéndice. Previo al momento de ser trasladada al quirófano se le solicita entregar sus pertenencias para custodia, dentro de ellas se encuentra el único instrumento de comunicación: su teléfono celular.

Lo que sigue es la práctica médica, una cirugía laparoscópica que alivia la dolencia de Lorena, en este punto todo transcurre normalmente y es trasladada a la sala de recuperación.

Posteriormente Lorena es llevada a una habitación compartida con otras 5 personas, allí continúa su proceso de recuperación. Esto ocurre en el segundo día de su estadía en el Hospital. 

Hacia el mediodía del domingo y, dada su evolución, los profesionales tratantes consideran dar de ALTA a Lorena, trámite que en efecto se cumple, les son retirados los líquidos, se le suministran los últimos medicamentos y queda tan sólo llevar a cabo el proceso de ALTA administrativa y, aquí retorna el martirio al que debe someterse.

A las 2 y 30 de la tarde del domingo llegue al Hospital para acompañarla en su egreso, esto es, ayudarla en los trámites de salida y trasladarla al sitio donde se encuentra hospedada; al preguntar por el trámite que debía seguir para lograr el ALTA administrativa, indican que debo trasladarme a la central de enfermería del piso donde se encuentra Lorena. Una vez allí, la jefe de enfermería informa que debo trasladarme a otro piso justo arriba a donde me encuentro, debido a que, por ser domingo, no se dispone de un responsable de facturación en el piso donde se encuentra Lorena y que la facturación se trasladó al piso 4; al llegar al piso 4, la persona que atiende informa que la cuenta no la tiene ella y que muy seguramente su compañero del piso 5 la tiene para facturar. Al llegar al piso 5, informan que sólo falta confirmar, con el municipio en el que fue registrada Lorena al Sisben, la autorización para el pago del procedimiento y su estadía; en ese momento dan por hecho que la salida de Lorena será hacia las 6 p.m.

En el entretanto, Lorena necesita comunicarse con las personas que conoce en el municipio donde inició todo su viaje por esta extraordinaria aventura, pero sus pertenencias están en el área de custodia del hospital, que se encuentra en el edificio donde funciona el servicio de urgencias, teniendo en cuenta esta situación decido trasladarme al área de urgencias con el documento que soporta la propiedad de las pertenencias de Lorena, para reclamarlas, sin embargo al llegar al servicio, son tajantes en confirmar que “sólo la paciente puede retirarlos”, ante esta exigencia expliqué que la señora acaba de someterse a una cirugía y que no puede desplazarse, situación que no es aceptada por las personas encargadas, por lo tanto Lorena no se comunica con sus conocidos. 

Esta “trampa”, salida de los más tenebrosos episodios de la ciencia ficción, se presenta en los procesos que soportan la atención de los pacientes de este “buque insignia” de la prestación de servicios de salud en el país. Por un lado Lorena no puede salir del edificio donde se encuentra hospitalizada, tanto por su reciente cirugía como por no haber aclarado, aún, quien será el pagador de su cuenta y por el otro no puede comunicarse debido a que su mecanismo de comunicación: teléfono celular, se encuentra en custodia en otro edificio del complejo hospitalario, la trampa es perfecta: “…puedes ir al sitio donde se encuentra tu teléfono para que pidas ayuda, pero sólo te dejo llegar una vez me aclares quien va a pagar tu cuenta…”, para la institución la dificultad para ir al sitio donde se encuentran las pertenencias de Lorena, no es que Lorena este en recuperación - de hecho exigen que ella se traslade - la dificultad se presenta porque Lorena no ha cancelado la cuenta.

Lorena no se comunica con sus conocidos y me retiro de la institución para volver al finalizar el día, con la firme esperanza de culminar este tedioso y desesperante trámite. 

No olvidar que Lorena ya tiene ALTA médica, se le ha retirado el suministro de medicamentos así como la alimentación, sólo esta a la espera del ALTA administrativa.


Continuará….

martes, 10 de marzo de 2015

El via crucis de la atención en salud en Colombia: desarticulación, desinformación, deshumanización.

El sistema actual de salud Colombiano tiene más de 20 años y sus procesos cada vez son más complejos e impiden, el acceso ágil, a la prestación de los servicios mas básicos a los ciudadanos. De nada sirve decir que es universal o mencionar sus beneficios durante las campañas políticas o mostrar los logros de la gestión del gobierno de turno, porque la realidad es que sigue siendo el mismo de hace 20 años.

Una historia en cuatro capítulos, en la que me convertí en un elemento activo y testigo de la tramitología y dificultades que tienen las personas sin recursos para acceder a la atención de sus padecimientos de salud.

Hace apenas cinco días (marzo 6, 2015), Lorena (se cambia el nombre para proteger a la protagonista), una mujer de mediana edad,  tuvo una dificultad en su estado de salud cuyo diagnóstico inicial parecía ser: apendicitis y digo parecía ser porque en el primer sitio de atención no pudo comprobarse.

Lorena, proviene de una familia humilde que se retiró hacia un país vecino, cuando en él existían oportunidades de trabajo, allí se formo como enfermera, tuvo su negocio y, bueno lo demás podrán concluirlo con solo mencionar que el precio del barril de crudo a nivel mundial ha bajado más del 50%. Para regresar a su país y buscar oportunidades, Lorena sabe que debe buscar el ingreso al sistema de salud y para esto acude a las instancias correspondientes, la secretaria de salud del municipio donde decide volver a iniciar su vida. Tal y como lo exigen los trámites del sistema de salud, es sometida al ejercicio de la encuesta para identificar beneficiarios de subsidios - sisben-, mágica fórmula, que dignifica al pobre para acceder a los “beneficios” del estado; como resultado le expiden una ficha (documento) que aparentemente ha sido registrado en un sistema de información nacional utilizado por el estado para “planear” de hecho es una de las muchas herramientas del Departamento Nacional de Planeación, para priorizar y suministrar servicios a los ciudadanos colombianos y este caso a los más pobres.

Las cosas no funcionan y decide contactar a través de conocidos a otros conocidos en el centro del país, se siente tranquila porque esta “protegida” por el super escudo del sisben y sabe que si tiene alguna dificultad, especialmente con  su salud, no tendrá problemas para resolverla, en cuanto a los recursos económicos son muy escasos, pero no por eso deja de buscar, sabe que tiene un gran reto que superar.

Como sea la suerte está echada, inicia su búsqueda de oportunidades en el centro del país, se establece en un municipio vecino a Bogotá, con un límite de tiempo no superior a 30 días para lograr esa oportunidad anhelada.

Pasan los primeros 20 días y la noche marzo 6, inicia un dolor en la parte baja del abdomen, un dolor que al inicio era insignificante pero que al pasar de las horas se complica, solicita entonces que le ayuden a encontrar un hospital público, que para el caso fue el Hospital San Antonio donde la puedan atender. Armada con la ficha de registro en el sisben (impresa) y su documento de identidad llega al hospital del municipio (cerca a Bogotá), allí es recibida y estabilizada, pero no puede ser atendida porque no hay cirujano disponible, de hecho el primer diagnóstico no es claro, no se sabe si en efecto es apendicitis. La doctora de emergencias, que atiende a Lorena, indica que si el padecimiento es una apendicitis es mejor trasladarse al hospital Simón Bolivar en Bogotá, porque Lorena tendría que esperar la remisión en no menos de 6 horas (tiempo mínimo para el traslado) y un máximo de dos días (para ese momento muy seguramente - si fuese apendicitis - ya tendría un cuadro de peritonitis) - situación que pone en riesgo su vida.

Ante esta circunstancia Lorena, decide trasladarse a Bogotá, a uno de los Hospitales insignia de la salud Publica Nacional, el hospital Simón Bolivar, para muchos el mejor en el tratamiento de quemaduras y en la atención de diversas especialidades, definitivamente era el mejor sitio donde Lorena, en el ámbito del servicio público de salud, podía estar.

Al salir del hospital del municipio, le solicitan la impresión del registro en la base de datos del silben  y copia de su documento de identidad, así mismo le piden que firme un documento donde ella declara que se retira por su “voluntad” y así inicia su via crucis.

Al llegar al legendario hospital en Bogotá, le solicitan el famoso registro en el sisben, que en original debió dejar en el hospital del municipio para que le dieran el ALTA; en ese momento ella manifiesta lo ocurrido e indica que no tiene recursos para pagar la atención, pero como ella fue registrada en el sisben podrán consultar dicha afiliación, a través de los medios electrónicos dispuestos por el estado y, así tener el respaldo del pagador de los servicios que mejoraran su estado de salud.

Lorena ingresa al hospital, a través del servicio de urgencias se realiza su admisión, pero en calidad de paciente particular, es decir le cobrarán la totalidad de los gastos como si tuviera recursos para hacerlo y a la tarifa plena del manual de tarifas, todo porque no encontraban el registro en la base de datos del sisben. 

Una vez ha ingresado al Hospital, a través del servicio de Urgencias, Lorena debe esperar, en una silla ubicada en los pasillos, 14 horas antes de recibir la noticia de que será sometida a la cirugía de apéndice.

Continuara….